Saturday, February 04, 2006

Diciendo lo indecible

En el colmo del plagio y de la desfachatez, voy a citarme a mí mismo:
Y sin embargo sí que tenemos motivos para luchar. Sí que padecemos injusticias. Sí que vivimos bajo un régimen injusto y colonial.Dejaré para otro día cómo puedo defender semejantes herejías.
Ese día ha llegado. ¿Queréis una prueba de que Asturias vive bajo un régimen colonial? Ahí os la mando:
El Partido Popular (PP) está dispuesto a bloquear la reforma del Estatuto asturiano durante toda la legislatura. El líder de los populares asturianos, Ovidio Sánchez, no fue ayer así de explícito, pero no hizo falta. No sólo insistió en que su partido no se sumará al proceso en Asturias hasta que se supere el debate sobre el proyecto de Cataluña. Esta vez añadió que los populares no se incorporarán al proceso regional hasta que se aborden los posibles cambios en el Estatuto vasco.

Esto lo publicaba La Nueva España en primera página, el dos de febrero. Ovidín, siguiendo órdenes de sus jefes en Madrid, paralizará el debate político en Asturias durante el tiempo que haga falta según lo que ocurra en dos lugares, Cataluña y País Vasco, que no tienen nada que ver con nosotros. En otras palabras, está sacrificando nuestros intereses según la conveniencia de alguien ajeno al país. Esa es la definición de colonialismo, y nuestro Ovidín se porta aquí como un obediente lacayo. No es ése el comportamiento del PP en Galicia, por cierto, donde Fraga pasó muchos años llevando una política bastante cercana a la de un partido nacionalista moderado, estilo CiU.
¿Otro ejemplo? Las empresas mineras del Suroccidente asturiano. El empresario leonés Victorino Alonso se ha dedicado a adquirirlas y desmantelarlas, de manera que las cuotas de producción del carbón español pasarán ahora, casi íntegramente, a las explotaciones del Bierzo. El Suroccidente asturiano, mientras tanto, Cangas y Degaña, está temblando por su futuro.
Otro todavía: la central de Nubleo. Según denuncian los ecologistas de Avilés, en Cantabria ya han rechazado el proyecto, que los del Principado se apresuran a recibir con los brazos abiertos. Los inversores son un grupo irlandés, por si alguien tenía dudas. Será que en Irlanda la ley medioambiental es más estricta que en este pobre país.
Asturias exporta electricidad, producida por centrales que pertenecen a grupos capitalistas extranjeros. Entre otras cosas nos tragamos la contaminación, mientras ellos se llevan las plusvalías. La industria eléctrica, por cierto, genera pocos empleos, si la comparamos con la minería por ejemplo. La Dupont es otro caso precioso de "contaminación a cambio de migajas", y por supuesto está el desastre de la minería de oro, que amenaza con anegar todo el occidente asturiano en metales pesados, arrasando el paisaje, los ecosistemas, la red de acuiferos y, naturalmente, los restos arqueologicos ("buscamos restos de minas romanas para localizar buenos filones", dicen los tipos con todo cinismo).
La ultima es el turismo, la explosion urbanistica que lleva unos años arrasando los Picos de Europa y la costa oriental del país. Ahora empiezan a desembarcar grandes grupos inmobiliarios, que repiten en este campo el mismo esquema que en la industria y la minería: vosotros, pintorescos indígenas, nos vendéis vuestro paisaje, nosotros lo arruinamos en cinco años y, mientras los pobres turistas sean tan infelices de venir aquí en busca de "naturaleza" y "tranquilidad", os contrataremos de camareros. Después, cuando la gente se harte de vuestro país prostituido y de vuestra naturaleza arruinada, nos marcharemos a buscar otros paletos que timar.
¿No os habéis enterado? ¿No habéis visto a Camacho, el exseleccionador español, anunciando un macrocomplejo de "segundas residencias" en Villaviciosa? ¿No habéis oído hablar de los campos de golf que los americanos quieren embutirnos aquí?
No existe un empresariado asturiano (incluso ALSA ha pasado a manos forasteras), ni una banca asturiana. La economía está en manos de grandes grupos capitalistas extranjeros, que están arrasando este país a cambio de un puñado de empleos. Bruselas desmantela nuestra pesca y nuestra ganadería, y los políticos de los partidos españoles en Asturias callan, porque a cambio reciben fondos mineros y subsidios variados con los que comprar votos y callar conciencias. Mientras tanto, los olivos y las naranjas españolas crecen y prosperan con el dinero de Europa.
Estamos bajo un régimen colonial. Nos están robando el país ante nuestras propias narices. Si no reaccionamos, si no tenemos el valor y la dignidad de rebelarnos, entonces nos mereceremos todo lo que nos pase.