Monday, January 23, 2006

¡CHEGÓUNOS O ANSCHLUSS!

Hoy voy a romper la rutina. Normalmente este blog destila bilis y resentimiento, pero hoy es diferente. Hoy ha terminado una era de opresión imperialista, hoy es un día feliz para los amantes de la libertad. ¡Por fin, por fin buenas noticias para esta tierra desdichada!
Seguro que ya conocíais la noticia: el Bloque Nacionalista Galego, bendito sea, ha tomado sobre sus hombros la pesada tarea de derrotar el imperio asturiano y librar a los ayuntamientos del Navia-Eo del yugo opresor. ¡Qué suerte tenemos los del occidente! Estos ángeles desinteresados han venido por pura bondad, sin esperar a que nadie se lo pidiese, a librarnos de todos nuestros problemas y acogernos en el amoroso seno de la madre patria gallega. Qué guay. Yo notaba que me faltaba algo, y ahora sé lo que es: mi galleguidad reprimida, que luchaba por salir. Mágicamente, en vez de ser asturiano occidental paso a convertirme en gallego oriental y… ¡Abracadabra! Todos mis problemas solucionados.
Aaaay, qué descanso, ahora que ya me han redimido. Y gratis, además. Desde luego hay gente buena por el mundo, fijaos: en vez de ocuparse de sus propios problemas, prefieren meterse a ordenar en casa ajena. Debe de ser que en Galicia ya está todo resuelto, se ve que no tienen nada más importante que hacer que venir a decirme cuál es mi nación, y si hago bien o mal en definirme asturiano o gallego o rutenio.
Llevamos cosa de dos semanas con la majadería ésta de la Anschluss eonaviega, y debo decir (y esta vez sí que va de veras) que me siento orgulloso de ser asturiano. No he tenido noticias de incidentes ni insultos de ningún tipo, en ninguna parte del país. Y eso, a pesar de que en Asturias viven, como es natural, no sólo gallegos sino militantes activos del BNG, algunos de los cuales llevan tiempo reivindicando la galleguidad de nuestros concejos occidentales.
Al fin y al cabo somos un pueblo del septentrión: aquí no corre la sangre ni hierven las pasiones. La gente se ha extrañado al principio y se ha reído después, sin darle mayor importancia al asunto: exactamente la reacción que merecía la sandez de los del Bloque. La prensa ha aprovechado para publicar algunos artículos de opinión, unos socarrones, otros más reflexivos, y han dado un repaso a la historia de las fronteras asturianas y de los intentos expansionistas gallegos. Todo con tranquilidad y sin cargar las tintas, pero también sin concesiones. No hace falta gritar cuando tienes la razón.
Sin embargo, por otro lado estos días no me siento tan orgulloso de militar en un partido nacionalista. Conozco un poco a los asturianos, y no creo que reaccionen a la agresión gallega afiliándose en masa a Andecha Astur. Más bien me los imagino señalándonos con el dedo y preguntando: “Ay, ho, ¿Tú yes como ésos?”
No, no lo somos. Al menos yo creo que no lo somos: si pensase que el objetivo del nacionalismo asturiano es producir majaderías como ésta del BNG, dejaría de militar en este mismo momento. Y sin embargo, me parece inevitable hacer examen de conciencia: todo ha sucedido demasiado cerca como para despreciarlo por las buenas.

El problema de las ideologías, nacionalistas o no, es que te dan una falsa sensación de seguridad. Una ideología como Dios manda tiene explicación para todo, le da sentido a una realidad caótica y despiadada. De repente, pobres pringados, vuestra vida tiene un objetivo. De repente vuestro deambular sin rumbo mientras intentáis no pensar en la muerte se convierte en una lucha gloriosa, una marcha incesante hasta la meta final. Y a cambio, ¿Qué se os pide? Apenas nada: un poco de fe, una breve ceguera voluntaria cada vez que os encontráis con los cabos sueltos, con los razonamientos circulares, con los dogmas sin explicación del libro sagrado. Sólo se os pide que penséis con el corazón y no con la cabeza. Lo malo es que la cabeza está para pensar y el corazón para bombear sangre.

Me siento incómodo cuando oigo hablar de la “nación asturiana”, de la “lengua nacional”, de nuestra supuesta “opresión milenaria” y de otros viejos ingredientes del potaje nacionalista. Me parece imposible tomarme en serio esas cosas, es como si me pidiesen que crea otra vez en los reyes magos. Y sin embargo sigo siendo nacionalista asturiano, quiero derrotar a los partidos españolistas y quiero que, algún día, un partido nacionalista gobierne este país.
¿Verdad que no lo entendéis? No os preocupéis: os lo explicaré mañana.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home