Sunday, November 13, 2005

El PP tiene razón

El PP está planteando correctamente la cuestión del estatut: efectivamente, por mucho que lo nieguen los catalanes y por mucho que Zapatero escurra el bulto, se trata de una redefinición del estado. Si se reconoce que Cataluña es nación, la constitución del 78 se cae por su base. Una nación es soberana, por definición: y la constitución no reconoce otra soberanía que la de un supuesto “pueblo español”. No hay forma de casar eso con la existencia de una nación catalana, igualmente soberana, en el seno de España.
No hay cuestión política más importante que ésta, la de la definición del estado y su relación con el concepto de nación. Ni el paro, ni el embarazo de SAR la princesa Doña Fictizia, ni la vivienda son más importantes. El paro y el glorioso parto son cuestiones coyunturales: la cuestión nacional es para siempre. Ocurra lo que ocurra, este momento se recordará en los siglos venideros. Digo esto para los listillos que te salen con que “a la gente le preocupan otras cuestiones, y son los políticos nacionalistas los que se inventan estros falsos problemas para acaparar poder”. A la gente le interesan estas cuestiones, la prueba es que siguen votando políticos nacionalistas. Y la cuestión nacional no es un invento de Esquerra sino un problema histórico, que afecta a la definición del estado desde los primeros intentos de forjar una España unida, en el siglo XVIII.
Ahora el PP chilla y patalea, anuncia el Apocalipsis y condena a ZP a las llamas eternas por una situación de la que ellos, mis queridos niños, tienen tanta culpa como el PSOE. ¡Qué! ¿Te sorprendes, Marianín? ¿Te extraña lo que pasa? ¿Te sorprende este intento de los catalanes de avanzar hacia la independencia? Debe de ser que te pasaste los últimos treinta años en la Sima de Montesinos porque, verás:
-En la misma constitución se divide España en “regiones y nacionalidades”. Todos sabemos que “nacionalidad” no significa, estrictamente, un comino, pero también sabemos cuál era la intención: reconocer implícitamente el carácter nacional de Cataluña y el País Vasco. Ésa misma constitución es la que tú amas y reverencias, ¿Verdad?
-El estado se dividió, ya entonces, recuperando los antiguos reinos medievales: Aragón, Galicia, Castilla, etc. Cataluña obtuvo desde el principio el reconocimiento de sus fronteras históricas, el control de la política cultural y educativa, y la potestad de legislar y modificar sus propios estatutos. Sabías eso, ¿Verdad?-Ahora dime, Rajoy, guapín, ¿Qué pensabas que pasaría, sabiendo que el sentimiento nacional es abrumadoramente mayoritario en Cataluña? ¿Creías que usarían su autonomía política para levantar monumentos al Borbón y al Cid Campeador? ¿No te parece que era inevitable, ya desde el principio, que Cataluña avanzase poco a poco hacia la independencia? Pero hay más.
-Los partidos políticos españoles, al principio de la Transición, estaban diseñados de antemano para crear un parlamento relativamente estable: la UCD haría de contrapeso entre la izquierda y la derecha, y los distintos gobiernos serían, teóricamente, pactos entre el partido centrista y el más votado de los extremos: AP o PSOE. Esa situación no os gustaba, ¿Verdad, mi niño? No os hacía gracia tener que repartir la tarta cada cuatro años, así que dinamitasteis la UCD-CDS y llegasteis a la situación bendecida, el ideal “democrático”: el bipartidismo. Lo malo es que eso le dio la llave del poder a los partidos nacionalistas. ¡Sorpresa! Y el PP tuvo que pactar con nacionalistas igualito que ZP. ¿Recuerdas, la primera legislatura de JoseMari? ¡Qué lejos parece ahora!Lo siento, mi cielo, pero vosotros solitos os lo buscasteis. Ahora apechugad.
Ya vale de grandes palabras, ya vale de heroicos próceres y de “queremos salvar España”. Ya basta de necedades. El problema nacional no va a desaparecer por mucho que Madrid rechace el Plan Ibarretxe o el nuevo estatut. El PP se está comportando como un crío mimado y el PSOE como lo que son, unos demagogos y unos mentirosos. Llevamos décadas dándole vueltas a esta cuestión y no se va a resolver hasta que no reconozcamos lo evidente: que España ya está rota, ya esta muerta. Murió, como muy tarde, en 1978. Podemos empezar a discutir lo que somos a partir de ese punto. Si queréis, yo mismo lanzaré el primer argumento:
Si está muerta que la entierren. A lo mejor, después de tantas glorias y grandezas, de tanta unidad y de tanta solidaridad, podemos empezar a hablar de cosas importantes: Asturias, por ejemplo.
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Nota: echadle un vistazo a la opinión de un socialista sobre el asunto.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Pregunta del año:
¿Qué diferencia hay entre nación y nacionalidad?

Nos vamos ha echar unas risas sobre la redefinición de la constitución

1:49 PM  

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